Aunque este grupo se disolvió antes de desarrollar mi propia conciencia musical, es innegable que fue una de las influencias musicales de mi adolescencia. El fenómeno sociológico de la “Beatlemanía” me causaba perplejidad porque era la primera vez que yo veía imágenes de jovencitas gritando fuera de sí, rompiendo todos los convencionalismos culturales de lo que le era permitido expresar a una “chica bien” en la España de los sesenta.
Musicalmente me interesé tardíamente por los temas de este grupo pero sus temas siempre despertaron en mí una chispa de impulso juvenil que más tarde pude encajar con el término francés de “joie de vivre”.
Aunque se les considera un referente iconográfico de los ideales progresistas, que dejaron una profunda huella musical en los sucesos del “mayo francés”, supusieron una ruptura demasiado grande para los gustos musicales de esa España franquista que era amante del folclore más rancio y abigarrado, su influencia en mis gustos musicales tuvo que esperar a los años setenta cuando ya se habían disuelto y comenzado carreras musicales independientes.
Las primeras audiciones de sus canciones las asocio a viajes largos en automóvil donde empezaba a disfrutar del efecto del sonido en estéreo. Los Beatles representaban una música sofisticada y liberadora que abrió la puerta al disfrute de otros artistas y grupos que desarrollaron su carrera musical en los momentos álgidos de la Guerra Fría.
En recuerdo a su legado artístico, he seleccionado estos tres temas, dos más tranquilos y uno más movido aunque hace cuarenta años mis preferencias hubieran sido otras.
El primer tema representa un ideal del amor romántico de los años sesenta y setenta, la chica francesa, refinada e inalcanzable. Una canción trufada con estrofas en francés.
Michelle
Un tema para mover la cabeza arriba y abajo como ellos pusieron de moda.
A hard day’s night
Una canción para los momentos de bajón, trasmite serenidad y confianza, algo muy necesario para lidiar con los turbulentos años de la adolescencia.
Let it be