La música clásica tuvo un auge notable en la URSS, la herencia de compositores como Chaikovski, pese a que vivió en el siglo XIX, no dejó indiferentes a los jerarcas soviéticos y la promoción de los grandes músicos de la madre patria se utilizó frecuentemente para contrarrestar las influencias estéticas que venían de los llamados países burgueses/capitalistas.
La injerencia en las artes por parte del Politburó llegó a la promulgación de un decreto (el decreto Zhdanoz) que afeaba la música de tres grandes compositores: Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Esta mención explícita les dejaba expuestos a las críticas de los aduladores del régimen, independientemente de la calidad musical de sus trabajos.
Merece la pena apreciar las innovaciones de estos tres grandes artistas que pretendían llevar a la música orquestal a un nuevo nivel, más acorde con los nuevos tiempos y con los gustos de los melómanos.
La primera es la pieza conocida como Wals número 2, utilizada en la película de Stanley Kubrick Eyes wide shut, protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman.
La segunda es una de las piezas clásicas más representadas cuando se pretende iniciar a los niños en el deleite de la música clásica, se trata de la suite Pedro y el lobo de Prokófiev
Y para terminar sólo queda incluir la Danza del sable del georgiano Kachaturian, empleada en películas como Uno, dos, tres. Por cierto, la base musical de este compositor fue utilizada en la película Espartacus, acusada por el post-macartismo de filocomunista, mira por dónde.
@salenko1960 febrero 2019