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Zhivago y la apertura de Krushchev

Es poco conocida la tradición cultural soviética. En España, además, este conocimiento se vio agravado por la censura franquista, que negaba cualquier producto destacable que proviniese del otro lado del “telón de acero”. Sin embargo, el Régimen se prestó a facilitar el rodaje en los montes de Soria de la película “Doctor Zhivago”, tal vez por el carisma que desprendía su productor Carlo Ponti o por el reconocimiento internacional que se derivaba de unos visitantes (los actores de Hollywood) que generarían muchas portadas en las revistas de actualidad de la época.

Lo cierto es que el autor de esta historia, Boris Pasternak (posteriormente reconocido con el premio Nobel de literatura), aprovechó un momento de apertura del régimen soviético (producido tras el ascenso al poder de Nikita Krushchev) para contar esta historia, centrada en las experiencias de unos personajes que vivieron la transición entre el zarismo y el comunismo.  Aunque el manuscrito fue censurado por las autoridades soviéticas, el autor ya había contactado con un comunista italiano (Giangiacomo Feltrinelli) que, desde Italia, publicó su novela. El interés suscitado por la misma motivó a versionarla a cargo del director de cine David Lean.

En el amplio reparto destaca el papel de Yuri A. Zhivago (Omar Sharif), poeta y médico, al que esos momentos convulsos le juegan alguna que otra mala pasada. Su corazón se reparte entre Tonya Gromeko (Geraldine Chaplin) y Lara Antipova (Julie Christie). Este representante de la Intelligentsia (clase privilegiada de artistas y profesionales con estudios superiores) no es un comunista convencido, pero los acontecimientos de su país le superan ampliamente. Su mala suerte le lleva a reencontrarse con el amor de su vida, al verla pasar desde el otro lado del cristal de un tranvía urbano. Su ansia por detenerla y retomar el ansiado romance le lleva a sufrir un infarto que acabará con su vida sin que ella llegue a darse cuenta.

Otro de los personajes que vive una profunda trasformación es el de Yevgraf A. Zhivago (Alec Guinness), su hermanastro. Este Teniente General del ejército rojo pasa por los horrores zaristas hasta convertirse en un revolucionario convencido.  Este personaje realiza el papel de narrador de la historia de amor entre Yuri y Lara, aunque en la versión escrita no era así. El propio Yevgraf cuenta el final de Lara, “muerta o desaparecida en algún lugar…” con lo que se refiere a la gran purga de Stalin.

La versión de 2002 es más fiel al texto de Pasternak pero carece, a mi juicio,  de la fuerza dramática de la versión de 1965.

En realidad, esta apertura del régimen soviético dio alas a muchos artistas y escritores para superar los miedos del estalinismo y convertirse en la voz crítica del pueblo, sin abandonar los principios del socialismo. Fue un momento de esplendor que culminó con la invasión de Checoslovaquia. Los cánones del realismo socialista adoptados por los artistas más leales al comunismo, fueron rebasados por los más vanguardistas elementos de la Intelligentsia, que miraban al exterior del área de influencia soviética para encontrar su inspiración.

La celebración del encuentro de la juventud en Moscú (1957) fue un momento en el que las juventudes del Komsomol tuvieron ocasión de contactar con visitantes venidos del resto del mundo, aportando su forma de vestir, su música y sus sueños de libertad. Mientras tanto, algunos recalcitrantes que culpaban a Krushchev de la pérdida de influencia soviética por haber criticado a Stalin trazaban planes para recuperar un papel decisivo para la URSS en el plano internacional, como le correspondía por ser una potencia militar con armas nucleares.

@salenko1960