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La Guerra Fría. Una breve introducción

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Siguiendo el libro de Robert J. McMahon que da título a este artículo, pretendo hacer un breve resumen y comentario que ilustre lo reflejado por este profesor de la Universidad Estatal de Ohio.

Para empezar, McMahon distingue cinco periodos en este espacio histórico que arranca con el final de la segunda guerra mundial y termina con la unificación de Alemania en 1990. El primero de estos periodos comienza con los acontecimientos que tuvieron lugar desde el año 1945 hasta el 1950, diferenciando los hechos que se desarrollaron en el escenario europeo (alrededor de los países fronterizos con la URSS) y el asiático (preferentemente los sucesos revolucionarios de China, la descolonización de Indochina y la ocupación de Japón).

El segundo periodo lo denomina “Una Guerra Fría Global” y alcanza hasta 1958. En este periodo lo significativo fue la actitud norteamericana, contradictoria respecto a las armas nucleares. Desde que la URSS se hizo con la bomba atómica, los estadounidenses manifestaron en público y en privado la locura que suponía que ninguno de los dos bandos pudiera ganar una guerra contra el otro bloque, sin embargo, se esforzaban por alcanzar una clara superioridad.

Posteriormente llegamos a un periodo de inflexión denominado por McMahon “De la confrontación a la distensión” y que abarca hasta 1968. Tras alcanzar su etapa más peligrosa con la crisis de los misiles en Cuba, las relaciones entre las dos potencias se suavizaron considerablemente, debido a razones sociopolíticas internas.

Los próximos once años los denomina de “ascenso y caída de la detente” , siendo el periodo de máxima colaboración entre el secretario general del PCUS Leonidas Breznev y los presidentes norteamericanos Richard Nixon, Gerald Ford y Jimmy Carter. Se extiende hasta el año 1979.

Los últimos once años de este periodo histórico abarcan desde 1980 hasta 1990, McMahon lo denomina “La fase final”. Tras la caída del “Muro de Berlín” el canciller Helmut Kohl se propone la reunificación alemana y lo logra explicando al Kremlin lo anacrónico que resultaba vincular la seguridad de la Unión Soviética a la existencia de unos regímenes satélites sumisos en la Europa del Este. Al aceptar los soviéticos la existencia de una Alemania unificada e integrada en la OTAN, el libro considera que se puede dar por terminada la Guerra Fría.

La Guerra Fría se puede considerar una contienda ideológica. Pese a que arranca con la excusa de asegurar un mundo en paz, las razones políticas se impusieron a las morales. Únicamente la amenaza de una hecatombe nuclear hizo que se frenaran los argumentos expansionistas e intervencionistas de ambas potencias para impedir la propagación de las ideas “equivocadas” del otro bando, lo que no impidió que se llevaran a cabo numerosas guerras, crisis y conflictos de alcance limitado. En este sentido, se puede pensar que el papel de la ONU fue satisfactorio, pero este periodo de relativa paz se puede considerar fallido por el auge de los subterfugios, la represión de las voces críticas y el silencio al que fueron sometidos los que exponían sus ideas sobre un mundo mejor, sin perder de vista los planteamientos morales que, por ejemplo, se formularon desde algunos puntos de luz como la “Escuela de Fráncfort”.

Fue el periodo en el que el ser humano alcanzó hitos fundamentales para el desarrollo de la tecnología, como la exploración espacial, el avance de la informática personal o el desarrollo de las comunicaciones globales que dieron paso a la televisión o a Internet. Solo nuestra conciencia plena sobre los avances que para la especie humana supuso este periodo (sin olvidar los inmensos errores que se llevaron por delante millones de vidas entre disidentes, objetivos civiles y víctimas inocentes), podrá hacernos ver el verdadero sentido de este periodo y su trascendencia para convertir la vida humana en sostenible, justa y equilibrada.

@salenko1960