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EL COVID-19 Y EL DESASTRE DE CHERNOBIL, SIMILITUDES Y CONSECUENCIAS

El 26 de abril de 1986 los habitantes de Prípiat, cerca de Chernobil fueron testigos de una explosión que provenía de la cercana central nuclear. Más tarde se supo que el reactor había quedado al descubierto y que estaba arrojando al aire toneladas de material radiactivo, en una proporción cinco veces mayor que la bomba de Hirosima.
La pandemia del coronavirus se ha extendido por los cinco continentes y pone en cuestión la forma de manejar esta situación de las autoridades de los países afectados (casi todos los del mundo). Veamos a continuación si un mejor conocimiento de la gestión soviética durante este episodio de la Guerra Fría, hubiese servido para gestionar este asunto de manera que refuerce nuestro sistema de gobierno o, por el contrario debilite la gobernanza en nuestro país y frene la recuperación económica; sin tener en cuenta el número de muertos tan elevado, especialmente entre los profesionales sanitarios.

Confiar en las autoridades a pesar de que sabes que te están engañando
La primera consideración es que al ciudadano le resulta difícil confiar en los políticos porque sabe que le mienten sistemáticamente. Buscan el interés partidista difuminando el interés general y buscando el cortoplacismo cuando la situación apenas tiene precedentes.
A pesar de lo cual, la población soviética tenía muy en cuenta las advertencias que recibieron de las autoridades y se protegieron, en un alto grado, tomando los medicamentos y adoptando las medidas que les eran sugeridas (cuando no se las imponían directamente).
Este factor psicológico que implica un choque interior en la mente de cada uno, resulta de vital importancia cuando lo que está en juego es la salud, pero de ello se deriva la necesidad psicológica de encontrar culpables para descargar la frustración que genera el miedo a contagiarse.
En definitiva, las peronas al cargo de la situación son las que reciben mejor calidad de información (pese a su sesgo político) lo que les hace estar en la mejor posición para la toma de decisiones. En nuestro estado autonómico, ello puede llevar a una descoordinación entre administraciones con la que tendrá que lidiar el Gobierno Central.

Falsa sensación de seguridad, exceso de confianza
El primer mensaje que conviene interiorizar al gestor público es que la situación no es tan grave como la pintan los pesimistas. Que se puede capear el temporal adoptando una serie de medidas fáciles y que la normalidad se restablecerá con rapidez.
En este caso, la fuerza de los hechos presenta unos acontecimientos radicalmente distintos a esta forma de pensar. Como en Chernobil, los voluntarios y profesionales que acuden a sofocar el incendio, lo hacen sin la debida protección; lo que acaba en un altísimo índice de mortandad, semejante a lo que les ha pasado a los sanitarios españoles. La voluntariedad no debe ser excusa para que las autoridades preserven la salud de quienes tienen que cuidar al resto de la población, so pena de colapsar el sistema y provocar la muerte de personas con un índice de contagio curable, porque no reciben los cuidados apropiados.
Una vez superada la fase álgida de los contagios, es conveniente que los ciudadanos se acostumbren a gestionar un cierto nivel de respeto a los asuntos de salud (usando para ello los medios de protección sin reservas), para incorporarlos a nuestra vida diaria, sin que ello nos impida disfrutar de las cosas buenas que están a nuestro alcance; de la misma manera que nos cepillamos los dientes sin por ello vivir obsesionados por el riesgo de contraer una enfermedad bucodental.

Falsa protección de voluntarios y profesionales en una primera fase
Los bomberos y soldados que acudieron a la central de Chernóbil dejaron sus vidas en el empeño, de forma similar al personal sanitario que atiende la pandemia en España. Buscar medios de protección adecuados (EPIs) no siempre resulta sencillo, sobre todo si tenemos que llevarlos encima durante una jornada laboral alargada por las necesidades del servicio. La responsabilidad de las autoridades es dotarse de aquellos elementos que garanticen una protección eficaz, dejando al profesional la posibilidad de elegir aquellos que se adapten mejor a sus características y proprocionando la información que les permita hacer una elección responsable.
Los policías además tienen una elección más complicada al depender de diferentes niveles administrativos (según sean cuerpos nacionales, autonómicos, locales…). Sin menoscabar la necesidad de una norma general, el papel del ejército consigue un nivel de homogenización en los EPIs que llega muy lejos, por su efecto modelizador (al aparecer en las noticias los soldados protegidos de manera uniforme) y por la obligatoriedad que se les impone en su utilización. En el caso de Chernobil, el papel del ejército rojo fue determinante pasadas las primeras semanas de la contaminación radiactiva, al llegar los primeros informes acerca del número de personas contaminadas.

Cambiar tus hábitos
La higiene, la limpieza no hará ningún daño a la mayoría de la gente (excepto a los afectados por trastornos obsesivos del comportamiento). El respeto de las distancias puede resultarnos antinatural al principio pero seguro que acabaremos encontrando la manera de adecuarla a nuestro estilo de vida. La información será la mejor arma para el ciudadano pero tendrá que estar adecuada a las diferentes sensibilidades y capacidades.
En la serie de HBO «Chernóbil», dirigida por Johan Renck se pone de manifiesto que fueron muchos colectivos los que trabajaron para combatir el desastre, hasta convertirlo en un ejemplo de colaboración que dio una lección de altruismo al resto del mundo. Estoy pensando en la brigada de mineros que concluyeron los trabajos para excavar un túnel que pasara por debajo del reactor, para lograr bajar la temperatura del mismo. Si para ello hay que trabajar desnudos, no importa si logramos con ello el resultado esperado.

Rastrear críticamente las fuentes de información
En el estado de confinamiento al que obliga el Estado de Alarma, debemos depurar la manera en la que nos informamos de lo que pasa en el exterior. En los tiempos de Internet, la pluralidad está al alcance de casi todos.
Los contactos telefónicos o de otro tipo con aquellas personas que merezcan nuestro respeto ayudan a formarse un juicio cabal de la evolución global y de las expectativas razonables, que nos permitirán acortar los plazos y sobrellevarlos con la mayor comodidad que podamos permitirnos.
Buscar fuentes de información que radiquen en el extranjero puede ser una muy buena opción, a fin de cuentas, hay un alto grado de politización en los medios de comunicación por lo que una visión alejada de esos intereses permite ver lo que pasa, con más perspectiva y neutralidad. Si aceptamos la teoría de que esto es una guerra, ya sabemos que la verdad será la primera victima, como pasó en el caso del conflicto que enfrento a los norteamericanos en Vietnam (vease la película «Los archivos del Pentágono» 2017).

Reforzar las relaciones con tu gente
Como dicen los biólogos, los hombres no hemos abandonado completamente nuestra condición de primates evolucionados. Por lo tanto debemos actuar considerando nuestros vínculos con otros semejantes, familia, amigos, compañeros, etc. Es una buena elección dedicar parte de nuestro tiempo a reforzar la comunicación con nuestros allegados por lo que pueda depararnos el futuro.

Lo difícil que resulta a las autoridades adoptar decisiones difíciles
Es muy cruel ser un alto cargo en estas condiciones y saber que de tus decisiones se derivan sufrimiento y muertes de tus compatriotas. De la misma manera que se tuvo que desalojar Prípiat y otras localidades (mucho más tarde de lo que aconsejaban los niveles de radiación recibida por la población), las autoridades se resisten a adoptar el punto de vista de los que traen las noticias más crudas, porque ser conservador en la toma de decisiones casi siempre resulta lo más razonable. Hasta que aparece el efecto «Cisne negro» (un fenómeno altamente improbable pero de consecuencias nefastas, como una crisis financiera sistémica, léase a Nassim Nicholas Taleb), algo que no tiene precedentes. Llegados a este punto, los puntos de vista tradicionales no obtienen los resultados esperados. En la Unión soviética, se dispuso de un número ingente de autobuses para evacuar a toda la población de la zona con el mensaje de «lleven sólo una maleta, pronto estarán de vuelta». Hasta hoy la ciudad sigue abandonada, aunque la central nuclear funciona con normalidad.

Recelar del adjetivo «científico»
Este es el témino más peligroso en manos de un político sin escrúpulos. La ciencia moderna, si por algo se caracteriza, es por su prodigiosa pluralidad. No existe un punto de vista acogido de manera extensa por la comunidad científica que no encuentre el contrapunto de una o más teorías alternativas. Del debate abierto y sincero se producen recombinaciones simbióticas de las ideas que nos llevan a nuevos paradigmas.
El espíritu crítico es el mejor compañero de viaje en tiempos de incertidumbre, junto con una mente abierta al cambio de ideas, si los resultados lo apoyan. Esto lo expliqué en mi blog de Liderazgo Evolutivo, http://liderazgoevolutivo.com/blog/articulo.php?id=atrevete-a-saber.

Analizar las redes sociales
Este peligroso compañero de viaje es uno de los elementos que hace única a esta pandemia. Por un lado nos refuerza en nuestros puntos de vista, por otro nos intoxica con la actuación de cuentas que difunden noticias falsas; pero lo importante es que nos ayudan a reflexionar y esto nos acerca a formarnos opinión de lo que está pasando. El cerebro es una máquina de prever el futuro, esto hace que no soportemos las incertidumbres, si no tenemos información, nuestro cerebro la inventará. Calibrar nuestros puntos de vista con nuestros seguidores refuerza nuestro estado de ánimo y, como consecuencia, potencia nuestro sistema inmunológico; lo que es una buena noticia para combatir una infección.
Nuestro estado psicológico es una variante más de nuestro estado de salud general. Mantener los músculos activos es tan importante como mantener nuestra mente despierta. Para los que disponemos del teletrabajo, convertirlo en una opción prioritaria será importante para humanizar las relaciones laborales.

Adaptarse al teletrabajo
Muchos hemos tenido que adaptarnos a esta nueva realidad laboral precisamente por el riesgo de contagio. En esta situación ya no valen las excusas que justifican unos pobres resultados. Con el teletrabajo tú eres tu propio jefe y tu jefe se convierte en un cliente prioritario. Acondicionar tu espacio y saber desconectar de tus tareas en forma razonable, es un arte que debes adaptar a tus circunstancias personales.
Puede que esta sea una de las consecuencias positivas que nos ha traído este despiadado virus, para analizar esta cuestión dedicaré el último punto. Lo cierto es que el propio Warren Buffet duda del futuro de las oficinas si el teletrabajo se generaliza de forma razonada.

Buscar posibilidades a las dificultades económicas
Todavía no sabemos ni cómo ni cuando recuperaremos nuestro nivel de vida, ni las circunstancias que tendremos que afrontar para lograrlo. Mi estudio de la Guerra Fría me ha llevado a sacar algunas conclusiones.
Los valores tradicionales pueden verse alterados. Si los gobiernos necesitan liquidez para hacer frente a los ingentes pagos que se avecinan, de algún sitio saldrá el dinero. Sin entrar en las patrañas populistas que se difunden a este respecto, en cuanto a hacer que los ricos sean quienes paguen más (eslogan archiconocido por los partidos vinculados al comunismo), lo cierto es que tanto partidos de derecha como de izquierda han metido presión a las diferentes capas sociales cuando las necesidades del Estado así lo requerían (pensemos en la implantación del nuevo marco alemán que supuso una requisa del 90% del dinero acumulado por los ahorradores para reconstruir las infraestructuras afectadas por los bombardeos de la II Guerra Mundial.
O en el otro bando, las reformas agrícolas colectivizantes, que afectó a las zonas de explotación agrícola, a costa de rebajar la productividad de las mismas.
Un último ejemplo es lo que Mao denominó «El gran salto adelante» que se saldó con la muerte por hambre de decenas de millones de chinos.

El valor de la resiliencia
La resiliencia puede hacer que acabemos superando esta pandemia -que tantas cosas buenas nos está quitando- con nuevas habilidades que descubriremos precisamente por haber sido expuestos a la misma. Por ejemplo el valor de las pequeñas cosas y que hemos recuperado al disponer de una mayor cantidad de tiempo dedicada a pensar en nuestra vida. Priorizar las cosas que dábamos por inalterables como nuestros derechos y libertades, nuestros seres queridos, nuestras fuentes de ingresos, etc.
Consumir de forma responsable, entendiendo por responsable aquello que de un sentido a nuestro paso por este mundo.
Puede que podamos dedicar tiempo a reorganizar el espacio que ocupamos y que ocupan nuestras cosas. En mi caso he expurgado una considerable cantidad de papeles, documentos y objetos prescindibles.
Tomar conciencia de la necesidad de ocuparnos de nosotros mismos, de nuestra higiene, nuestra protección y el mantenimiento de la salud.
En definitiva, acercarnos más a la mejor versión de nosotros mismos.

@salenko1960 mayo 2020